Todo aquel que ha leído a Carlos Monsiváis (1938-2010) sabe que por décadas sus crónicas han reflejado controversiales facetas de la sociedad mexicana, desde su economía y cultura de masas, hasta su política y sexualidad, o sus tropiezos deterministas en una historia circular. Esto es evidente desde sus primeros libros Días de guardar (1970), Amor perdido (1977) o Escenas de pudor y liviandad (1981), hasta sus más recientes colecciones Aires de familia (2000) e Imágenes de la tradición viva (2006), donde el cronista mayor de México explora con efectividad la represión material y psicológica del país, sus enclaves de subdesarrollo, así como una serie de desencuentros históricos con la mal llamada “modernidad” o el tan anhelado “progreso.”